El Getafe consiguió meterse en su segunda final de Copa del Rey de manera consecutiva después de conseguir un empate con mucho oficio en un auténtico partidazo disputado en El Sardinero. Enfrente tuvo a un Racing de Santander que hizo lo imposible para llevarse la eliminatoria pero al que le faltó algo de suerte. El empate a uno fue suficiente para los madrileños y ahora el Getafe tiene la oportunidad de resarcirse de la final que perdió la pasada temporada ante el Sevilla.
El Racing saltó a su campo arropado por un graderío lleno y muy mentalizado. Los de Marcelino empezaron arrollando y en menos de diez minutos ya iban ganando el choque gracias a un gol de Munitis. Los cántabros tuvieron contra las cuerdas a los madrileños y a los de Laudrup les costó un cuarto de hora trenzar su primera jugada.
Una vez aguantado el arreón inicial, el partido se jugó de tú a tú. Los dos equipos gozaron de muchas oportunidades de gol pero cuando no era un defensa que rechazaba el balón in extremis, era un portero inspirado o simplemente a los delanteros les faltaba puntería. La más clara la tuvo Tchité poco antes del descanso. Serrano le puso un balón perfecto al segundo palo pero el congoleño hizo lo difícil y lo mandó a las nubes.
Tras el descanso el partido siguió con la misma tónica. El Racing de Santander era más regular en su peligrosidad -la banda de Contra era un coladero- pero el Getafe también gozaba de algunas ocasiones claras. Sin embargo el tiempo pasaba y corría en contra de los locales. De esta manera llegó el nerviosismo y los errores.
A falta de un cuarto de hora para el final llegó el principio del fin para los cántabros. En dos minutos Óscar Serrano se fue a la calle tras hacer dos duras entradas a Granero. Dos minutos después de dicha expulsión llegó el latigazo definitivo del Getafe en una jugada muy polémica. Garay se quedó tendido en el suelo tras una entrada a Uche. Pese a que el nigeriano pidió a sus compañeros que mandaran el balón fuera para que atendieran al racinguista, Albín siguió y le pasó el balón a Casquero -en el borde del área-. El de Talavera no perdonó y metió un auténtico golazo a Coltorti con un cañonazo desde el borde del área.
En cuanto el tanto subió al marcador los jugadores del Racing fueron a por los dos protagonistas de la jugada para pedirles explicaciones. Albín y Casquero no entraron al trapo y los últimos diez minutos de partido fueron inusitadamente duros. El Racing ya estaba derrotado y se vieron entradas que milagrosamente no acabaron con la lesión de algún jugador.
La nota negativa del partido la pusieron algunos jugadores del Racing que, cuando Muñiz Fernández pitó el final del partido, se fueron a por algunos del Getafe. Afortunadamente el incidente no pasó a mayores gracias a la intervención de los miembros de seguridad del estadio.
Dejando esto de lado, Racing y Getafe brindaron a los aficionados una fantástica noche de fútbol. Desafortunadamente para los cántabros sólo pudo pasar un equipo pero al menos se quedan con la satisfacción de saber que su equipo murió con las botas puestas. En cuanto al Getafe, uno ya no sabe si sorprenderse. Los de Laudrup parecen no tener techo y han conseguido mejorar la excelente temporada que cuajaron el año pasado. Sólo les falta el broche de oro de levantar algún título antes del verano.
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