La afición perica ya se ha acostumbrado los tibios inicios de su equipo. No en vano, el Espanyol ha empezado perdiendo cinco de los últimos seis partidos que ha disputado en Montjuïc. En el de hoy, a diferencia de otros, los hombres de Valverde no exhibieron ni un atisbo de reacción durante toda la primera mitad.
Los locales fueron los primeros en chutar a puerta (Riera, minuto cinco) y ya no se acercaron más a la portería defendida por Moyà en los primeros 45 minutos.
El Mallorca jugó sorprendentemente cómodo, antes, durante y después del gol de Güiza quien, cerca del cuarto de hora, ganó la espalda a la defensa blanquiazul y controló un balón largo que Arango bajó con la abeza para batir por bajo Lafuente (0-1).
El conjunto españolista, sin el sancionado Tamudo ni el lesionado De la Peña, se quedó huérfano en la creación y romo en la finalización, porque a Ewerthon todavía se les espera y Luis García, muy desasistido durante la mayor parte del encuentro, sólo apareció, aunque de que manera, en el tramo final del choque.
Reculado en su mitad de campo, impreciso a la hora de combinar entre líneas y con un juego tedioso y previsible, el conjunto catalán no inquietaba cuando tenía la posesión y dejaba hacer cuando el Mallorca se apropiaba del balón.
Los de Gregorio Manzano tampoco necesitaron emplearse mucho más. Con Ibagaza y Basinas campando a sus anchas, el Mallorca llegó con cierta insistencia hasta la línea de tres cuartos para desvanecerse después. Un cabezazo de Héctor que Lafuente envió a córner fue la única ocasión del equipo bermellón para marcharse al descanso con una mayor ventaja en el marcador.
La diferencia podía haberse ampliado a los pocos minutos de la reanudación si Zabaleta no hubiera sacado en la línea de gol un tiro de Varela y Güiza no hubiese cruzado en exceso su disparo en un mano a mano con Lafuente en el que acabó lesionado.
El Espanyol apareció, en un eslalon de Zabaleta por la derecha, en la jugada siguiente. El balón acabó en las botas de Luis García, que fue claramente derribado por Héctor dentro del área. El propio Luis García transformó el penalti (1-1) y el equipo de Valverde volvió a entrar, sin merecerlo, en la lucha por llevarse el partido.
El Mallorca acusó el gol y los locales se fueron arriba jaleados por su público, que hasta entonces había recriminado con pitos, el juego lento y plano de su equipo.
Con media hora aún por jugarse, el conjunto españolista puso cerco a la portería de Moyà, pero eso le obligó a dejar muchos espacios atrás. El cambio de guión favoreció el espectáculo, y el partido se animó. Valdo y Jonathan a punto estuvieron de hacer el segundo y el equipo mallorquín respondió con una doble ocasión de Arango y Jonás, que se saldó con una espectacular mano de Lafuente.
En los últimos minutos, el encuentro podía haber caído de cualquiera de los dos lados, pero fue al Espanyol al que le sonrió la fortuna, en parte, gracias a un error de Paradas Romero, que no vio un claro agarrón de Torrejón a Arango, cuando éste se marchaba solo hacía la portería rival.
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