domingo, 24 de febrero de 2008

Este Atlético ya no tiene defensa

Osasuna no tuvo piedad de un equipo herido de muerte y que se desangra con cada partido que juega. Los navarros llegaban al choque con las mismas urgencias que los rojiblancos, pero afrontaron el duelo con una actitud muy distinta. Ziganda les convenció de que se jugaban la vida; Aguirre ya no consigue ni que reconozcan la camiseta que visten. Y claro, a los 52 segundos, el desenlace del choque ya estaba claro. Un chaval, Kike Sola, aprovechaba el toque de cabeza de otro jovencito, Vela, y la salida inoportuna de Perea para encarar a Abbiati y marcar un gol que se había empezado a cocer en los vestuarios.

Pero es que no contentos con eso, los rojiblancos, cuatro minutos después, repetían la jugada. Perea que sale a por uvas, se lleva por delante a Plasil y Vela encuentra una autopista para repetir la misma suerte que su compañero Sola ante Abbiati. Visto y no visto, el partido parecía sentenciado.

A partir de entonces lo que viene siendo tónica habitual. Miradas al suelo, nervios, faltas innecesarias... Si a este Atlético le quitas a Agüero, Simao y Raúl García, te quedas con Forlán y muy poco más. Y así es imposible hacer nada. De la defensa poco más de lo que se viene diciendo durante esta campaña se puede añadir. Eller se tuvo que ir a los vestuarios a los once minutos por una salvaje entrada a Vela en la banda, que, después de ver la grave lesión de Eduardo da Silva no sé cómo se le ocurrió hacer. La suerte es que el mexicano saltó y no le pilló con el pie apoyado, pero el brasileño demostró así su impotencia y mereció irse a la caseta.

El partido iba camino de debacle rojiblanca, pero apareció el único argumento atlético, Forlán, que lanzó un obús desde veinticinco metros ante el que nada pudo hacer Ricardo, pese a que desvió ligeramente el esférico para que se estrellase en el palo antes de entrar.

Los rojiblancos no reaccionaron

Sin embargo, en lugar de espolear a los rojiblancos, el tanto mantuvo las constantes vitales del choque. Cleber ni estaba ni se le esperaba, Jurado se perdía en recortes, Luis García y Maxi no pueden y Reyes ni quiere. Un desastre ante el que los navarros, recuperados del susto que supuso el tanto del uruguayo, poco a poco supieron sacarle partido. Sobre todo en el final de la primera mitad, donde Pernía tuvo unos minutos especialmente desafortunados que le costaron irse al banquillo en el descanso.


Después de dos paradones de Abbiati a remates de Plasil y Kike Sola, el lateral encadenó tres errores monumentales que no fueron gol de milagro. Primero le dio un balón de cabeza a Vela, que se topó con Abbiati; luego despejó mal contra Kike Sola, que se llevó el balón escorado y disparó fuera dentro del área; y finalmente regaló un balón atrás que interceptó Vela, que le regaló el gol a Plasil, pero éste la echó fuera. Demasiados sobresaltos para el corazón de Aguirre, que en el descanso sentó al lateral y a Eller.

Los veinte primeros minutos de la reanudación fueron los más tranquilos para el Atlético. Osasuna trató de guardar el botín viendo que era incapaz de convertir en gol los regalos de la zaga rojiblanca y los de Aguirre acariciaron el empate en un centro de Antonio López que no encontró rematador a puerta vacía, un cara a cara de Forlán con Ricardo que el uruguayo no llegó a rematar y en un cabezazo de Jurado. Habría sido un premio inmerecido.

Kike Sola se despidió a lo grande

Así que Kike Sola, el mejor de la tarde, no quiso irse sin dejar una nueva muestra de su calidad. Mientras Pandiani se preparaba para salir, el ariete se llevó un balón en el vértice derecho, encaró a Perea y Zé Castro, los sentó y metió un pase entre los dos dentro del área pequeña para la llegada desde atrás de Héctor Font, que machacó sin remisión a Abbiati. Entonces sí, Sola se fue a la banda y la grada le ovacionó puesta en pie. Se hacía justicia.

El Atlético, empeñado en tirar una temporada que iba para histórica, suma ya cuatro derrotas en la segunda vuelta y está fuera de Copa y UEFA. Eso sí, se mantiene en puestos de Champions porque el Espanyol está empeñado en imitarle. Sin embargo, el Sevilla viene como una locomotora desde atrás y la semana que viene le espera el Barcelona... Aguirre lo tiene negro, muy negro.

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