El Getafe, que llegaba al Bernabéu con un repóker de bajas, además de los ‘vetados’ Granero y De la Red, no parecía hacerlo en el mejor momento para afrontar una gesta en territorio blanco. Pero ni la ausencia de mimbres importantes, ni el cansancio acumulado ante el AEK impidieron que los azulones volvieran a mojarle la oreja al Madrid.Porque el Getafe se llevó anoche los tres puntos en el Bernabéu, ante un Madrid que no dió la talla, ni supo responder a la presión a que horas antes le había sometido el Barça, con su goleada sobre el Levante. El equipo madridista sólo podía responder con una victoria. Era casi una obligación. Sin embargo los de Schuster encadenaron su tercera derrota consecutiva, la sexta en lo que llevamos de 2008. Y de la euforia desatada y desmedida, cuando hace pocas semanas la ventaja sobre los blaugrana era de nueve puntos, se ha pasado a una situación de inquietud, dudas y nerviosismo porque, en estos momentos, el Barça depende de sí mismo en el campeonato de Liga, al igual que el Madrid.Y lo que es peor para el técnico alemán. Su equipo ha entrado en una dinámica negativa de la que, si no sale pronto, puede llevarle aún a escenarios mucho más negativos. Porque si tras la derrota de Roma, la opinión generalizada era que los blancos habían hecho un buen partido, anoche el buen juego madridista brillo por su ausencia. Y ni tan sólo supo, o no pudo apelar a la épica ‘capelliana’ porque el Madrid llegó muy justo de fuerzas al tramo final del partido, cuando se suponía que las cornetas del Bernabéu tocarían a carga.El primer tiempo del Madrid había sido penoso. Ninguna de sus líneas parecía integrada en la siguiente y los jugadores campaban más en batallas individuales que como equipo. Van Nistelrooy no sabía como zafarse de Belenguer y en las bandas, ni Robben ni Raúl lograban superar a sus pares con la claridad necesaria. En la zona ancha, Baptista mostraba sus limitaciones a la hora de elaborar, Gago intentaba marcar la linea y Guti, escorado en la derecha, no parecía estar tocado anoche por ninguna varita mágica. Más bien todo lo contrario. Estaba varado.Con estas credenciales entenderán que no hubiera prácticamente ocasiones en la primera mitad. Sólo un centro de Robben a la cabeza de Guti fue peligro del verdadero. Pero claro, Guti tiene la testa para pensar...El Getafe, por su parte, había logrado asentarse en el campo, frenar las acometidas blancas con relativa comodidad, merced a una excelente colocación y un trabajo de equipo sobresaliente, pero se mostraba nulo en ataque. sin decisión, ni convicción para amenazar siquiera a Casillas.Y así siguió el partido hasta pasada la hora. Estaba por llegar lo mejor. Era el minuto 63, cuando Raúl, en fuera de juego, dispara. Abbondanzieri rechaza, y Robben envía el balón a gol. Los jugadores blancos se van tras el holandés al banderín de córner para celebrar el gol, inexistente, por cuando la jugada previa ya había sido anulada. Y el Getafe, con más picardía, lo aprovecha para lanzar una contra letal, en un terreno despejado de rivales. Belenguer lanza sobre Casquero, que corre y abre a la derecha hacia Pablo Hernández. Sólo Heinze está defendiendo y no puede evitar el pase a Uche que, solo, bate a Casillas, en el gol más tonto de la temporada.De ahí al final sólo impotencia. La que llevó tanto a Cannavaro como a Sergio Ramos a merecer la expulsión que, sin embargo, Daudén les perdonó. La que no lo hizo fue su afición.
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