La superioridad del equipo visitante no ofreció discusión salvo en los primeros diez minutos del encuentro y su triunfo fue incluso placentero, ante un rival a la deriva, con graves problemas defensivos y sin ideas en ataque, al que venció a base de sosiego, buena colocación y claridad en el fútbol que propuso.
Es cierto que para ello contó el apoyo de sus primeros tantos marcados muy pronto, pero luego, en aquellas fases del partido en las que era el Valencia el que debía crear problemas a su rival, el equipo balear nunca sufrió. Nadie podía pensar que el equipo que estaba a merced de los mallorquinistas, el Valencia, había eliminado al Barcelona de la Copa del Rey y ganado en Liga en el campo del líder en tan sólo cuatro días.
El Valencia inició el encuentro bastante centrado, con el ánimo obtenido tras sus últimas victorias, y llevó la iniciativa en el juego hasta que en la primera acción ofensiva del Mallorca, a los once minutos, llegó el 0-1 marcado por Güiza. A partir de ese momento, el conjunto valenciano volvió a ser el equipo lleno de dudas que se ve semana tras semana en Mestalla, mientras que el conjunto de Gregorio Manzano se afianzó sobre el terreno de juego, controló el balón y tuvo a sus jugadores siempre bien posicionados.
La falta directa colocada por Ramis en el ángulo derecho de la portería de Hildebrand supuso el 0-2, dio una moral espectacular a su equipo y obligó al Valencia a buscar la heroica con setenta minutos de partido por delante. Por eso, el técnico local, Ronald Koeman, sacrificó un hombre de contención en el centro del campo, Maduro, para buscar una referencia en ataque con Fernando Morientes como delantero centro.
Güiza sentencia
Pese a ello, el Valencia no llegó con peligro a la meta de Moyá y el Mallorca jugó con la misma comodidad que hasta entonces para llevar el partido al descanso con una clara ventaja en el juego y en el marcador. Las alternativas al principio del segundo tiempo estuvieron al cincuenta por ciento, pero fue Güiza, de cabeza, quien cerró el partido con un cabezazo cuando todavía quedaban cuarenta minutos de juego.
Tras ese gol, el cuarto del Mallorca parecía más próximo que el del honor local, pero pronto el partido entró en una fase apática con treinta minutos de la basura por delante, en los que el público, como ha sido habitual en muchos encuentros de esta campaña en casa, empezó a abandonar el estadio bastante antes de la conclusión del encuentro.
El partido sólo tuvo historia para el Mallorca, que se mostró como un bloque sólido, muy superior a su rival en juego, orden, posición y efectividad, lo que le permitió adelantar en la tabla a su rival y recuperar la diferencia particular de goles pese a la victoria valencianista por 0-2 en la ida. Fue el enésimo episodio de tristeza futbolística ofrecido por el Valencia ante su afición en la presente temporada. Una pañolada similar a la de anteriores ocasiones y el grito de "Koeman, vete ya" despidió el encuentro, cuando más de la mitad de los asistentes al partido ya se había marchado.
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