domingo, 16 de marzo de 2008
El Madrid ofreció su imagen más patética
No debe ser cuestión de meigas. Jugando como ayer lo hizo el Real Madrid en Riazor, tardará muchos años en reencontrarse con la victoria en dicho estadio porque la estadística –dicen– está para romperla, pero es imposible que te toque la lotería si no compras décimos. El equipo de Schuster, al margen de los tres puntos, perdió un poco más de imagen en La Coruña, la única ciudad –otrora feudo merengue– en la que ya no existe ninguna peña madridista. Ofreciendo el ‘espectáculo’ de ayer, es prácticamente imposible que el Real Madrid recupere adeptos en la localidad gallega.
Noventa minutos sin disparar entre los tres palos de Aouate resumen el penoso espectáculo ofrecido por el equipo de Schuster, que mostró una imagen indigna de un líder. Más allá de los tres puntos en juego y que sigue siendo el principal candidato al título, el cuadro blanco asestó ayer una puñalada a sus seguidores, que sin duda estarán avergonzados –clasificación al margen– por lo visto en Riazor.
Con poco, muy poco, el equipo de Lotina sumó tres puntos que alivian considerablemente su situación en la tabla. Al Depor le bastó seriedad en su planteamiento defensivo y aprovechar su oportunidad para dar la puntilla a un rival sin ritmo.
Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron decepcionantes, horrorosos en muchas fases. Fútbol hubo poco y goles era imposible porque por no haber no hubo ni ocasiones. De entrada, el conjunto de Miguel Angel Lotina cedió el balón al Real Madrid. Con la habitual línea de cinco defensas, el Depor cerró todos los espacios a los blancos, cuyo dominio, por lo menos en la primera media hora, fue tan claro como intrascendente. La solidez del sistema defensivo blanquiazul sólo podía ser alterada por un pase en profundidad de Guti, que no tenía la inspiración necesaria ni la colaboración en el desmarque de sus compañeros. La iniciativa merengue no admitía dudas –23 minutos tardó el Real Madrid en cometer la primera falta– pero el meta local Aouate seguía siendo un espectador privilegiado del encuentro. El bagaje ofensivo del equipo de Schuster en la primera parte fue desolador: Un disparo elevadísimo de Guti (minuto 5) y un remate desviado de Raúl (minuto 43). En la otra portería, más de lo mismo pues la única pseudoocasión estuvo en la zurda de Wilhelmsson, pero el tímido disparo del sueco fue neutralizado sin ningún problema por Casillas.
Pasada la media hora, el cuadro gallego se mostró un poco más ambicioso, por lo menos el balón ya no estaba tan descaradamente en posesión de los blancos, pero sólo fue un espejismo pues el desolador panorama del partido, con muy poco reseñable en cuanto a acciones ofensivas, no variaba. Como no podía ser de otra forma, al descanso se llegó sin alteración en el marcador.
La rutina varió en el minuto 57, cuando Pepe introdujo en la meta de Casillas un centro de Filipe. Schuster dio entrada a Robinho e Higuaín y al Real Madrid le entraron las prisas, pero nunca llegó a peligrar el triunfo deportivista. Es más, el encuentro estuvo más cerca de un segundo gol local, aunque los de Lotina tampoco estuvieron nada inspirados a la hora de sentenciar a un rival que ayer hizo trizas la imagen de líder de una de las mejores Ligas.
17 años sin ‘mojar’, aunque De Guzmán sí podrá hacerlo
El Real Madrid deberá esperar otra temporada para acabar con el gafe que le persigue en Riazor, donde no gana desde el 2 de noviembre de 1991. Los blancos no ‘mojan’ en feudo deportivista, pero sí podrá hacerlo De Guzmán, el centrocampista canadiense que en el transcurso de la semana había prometido un año de abstinencia sexual si lograba marcar el gol del triunfo.
Apuestas al margen, ni la revolución introducida por Schuster en el once inicial sirvió para cambiar la dinámica de los últimos Deportivo-Real Madrid. El técnico alemán dio la titularidad al otrora defenestrado Soldado. El canterano no dio una a derechas, pero no se le puede achacar la derrota de un equipo que pareció salir a sestear con el empate sin goles y no supo reaccionar cuando su rival abrió el marcador.
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