sábado, 29 de marzo de 2008

El Barça se desploma


El Barcelona ha tirado esta noche una nueva oportunidad de acercarse al Real Madrid. Los blaugrana, que alcanzaron el descanso a un punto del Real Madrid, salieron del Ruiz de Lopera igual que llegaron y con la posibilidad de dormir terceros en la clasificación si el Villarreal gana esta noche al Atlético de Madrid. Los de Frank Rijkaard, tras hacer toda una exhibición en la primera mitad, se durmieron en la reanudación y dieron alas a un rival que estaba hundido, más preocupado en no recibir más goles que en buscar la remontada.

Salvo unos minutos iniciales de tanteo, con ocasiones para ambos, la primera mitad tuvo muy poca historia. En realidad, la superioridad blaugrana fue tal en ese periodo que parecía que el choque se había terminado en el minuto 15, con el segundo gol blaugrana, obra de Eto'o tras magistral pase de Iniesta. Pero el choque no murió por el segundo tanto del camerunés, sino porque el Betis se borró del campo. Antes Bojan había dado una nueva muestra de su gran estado de forma adelantando a su equipo al aprovechar un remate de Eto'o al larguero.

Los de Chaparro se vieron con dos tantos al cuarto de hora y simplemente no había plan B. Faltó capacidad de reacción, un planteamiento más arriesgado, concentración en defensa. Vamos un poco de todo, el equipo se vino abajo. Pero sobre todo faltó actitud. Los verdiblancos, después de tanto esfuerzo por jugar en su campo, por contar con el apoyo de su público, vagabundeaban allá por el minuto 20 sobre el campo. Andaban sin rumbo, sin presionar, descolocados.

Cierto es que el Barcelona (que aunque parezca que muchos se empeñen en negarlo aún sabe jugar al fútbol) estaba haciendo un encuentro casi perfecto. La posesión en la primera parte era del 72% para los 'culés', y no era el típico control del partido conformista. Los de Rijkaard se deleitaban y deleitaban a todo aquel que le guste el buen fútbol, hasta parecían embelesar al rival, que no conseguía despertar de la hipnosis que provocaba el juego del Barça. Fíjense si era mala la imagen verdiblanca que el público comenzó a increpar a los suyos antes incluso del descanso. Las opciones béticas pasaban por alguna contra, pero ni eso.

Xavi e Iniesta estaban dando todo un recital en su parcela, algo normal si tenemos en cuenta que cada vez que recibían no había ningún jugador bético en dos metros a la redonda. Otra exhibición dio también Touré en el centro del campo, desde donde cortaba una y otra vez los ataques rivales y daba salida al balón. Si a esto sumamos un trío ofensivo enchufado, especialmente Eto'o y Bojan, pero también Henry, el resultado no podía ser otro.

Épica y apoteosis

Tras la reanudación, y viendo que la cosa seguía igual en líneas generales, Chaparro, dio entrada en el campo a Sobis y Odonkor. Algo había mejorado el Betis en la presión. De ser inexistente en la primera mitad pasó a ser tímida e ir increscendo a lo largo de la segunda. Algo ayudaba a la mejoría del conjunto local la relajación en la que comenzaba a caer el Barcelona, comprensible siempre y cuando no llegara a ser excesiva.

El despertar verdiblanco parecía confirmarse con un remate de Sobis que se marchó desviado. Valdés seguía sin intervenir. Rijkaard veía el encuentro completamente resuelto. Buena prueba es que cambió a Bojan en el 18 para dar entrada a Giovani. El holandés no quiere que la nueva perla se desgaste en exceso. Lo que no se esperaba, ni el ni nadie con lo que se estaba viendo sobre el campo, es que el Betis recortara distancias en la jugada siguiente a la sustitución. El autor del gol fue Edú, el jugador más resolutivo de los sevillanos, tras una buena jugada de Sobis, que ya estaba siendo el mejor de su equipo poco después de saltar al campo.

Acto seguido, Odonkor, tras un fallo de Abidal, a punto estuvo de lograr el empate, pero Valdés desvió su lanzamiento. La escena había cambiado completamente. De noqueado el Betis había pasado a ser dominador. Ni el más optimista de los béticos podía imaginárselo al descanso después del baño que había dado el Barcelona a su equipo. El Barcelona, que podía haber finiquitado el encuentro en la primera parte, estaba perdiendo el rumbo por momentos y veía peligrar la ventaja. No supo dormir un encuentro que no tenía ninguna historia.

Los acontecimientos se precipitaron en los minutos siguientes a una velocidad de vértigo. Odonkor provocó un dudoso penalti de Abidal que Edú lanzó y Valdés se encargó de detener. Pero el Betis era definitivamente otro al de la primera mitad. Iba a por el encuentro y creía en la victoria. Sólo dos minutos después llegaba el empate, obra de Juanito, que se comportó con la frialdad de un delantero centro nato para bajar el cuero con el pecho y conectar un derechazo ante el que nada pudo hacer Valdés.

En pleno éxtasis del Ruiz de Lopera, en el 78, llegó el definitivo 3-2 que rubricaba una remontada histórica e importantísima. Y el autor del tanto no podía ser otro que Edú, con un gran derechazo desde la frontal. En quince minutos el Betis había levantado un encuentro que tenía más que perdido y, de paso, recibido una inyección de moral que le vendrá muy bien para afrontar lo que resta de temporada.

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